miércoles, 10 de noviembre de 2010

El enemigo es el dragón

Es algo ulterior y constante. Todos lo saben; pero pocos lo toman en cuenta. Es como ese dolorcito de cabeza que preferimos ignorar pensando que si no le hacemos caso se nos va a pasar al ratito. Al ratito no hay droga que nos alivie. Así han sido los últimos días: un dolor de cabeza.

En 2008 comencé a trabajar como voluntario en donde ahora trabajo con un salario más bien significativo. El proyecto en curso era poco interesante; pero dio pie a muchos otros proyectos por demás interesantes. Entre ellos mi tesis por ejemplo. Luego de dos años de trabajo, decidimos que una patente no era producto suficiente para tanto esfuerzo. Un artículo siempre fue la meta, así que hace un par de meses sometimos un artículo a revisión.

En paralelo y antes de la patente y el artículo, yo planeaba mi salida del país para hacer una maestría. Fue entonces cuando me topé por primera vez de frente con el dragón. Y es que uno pensaría que la competencia está en la visión de los americanos, en la elitista y robotizante educación de los alemanes, en cualquier país súper desarrollado pues. Así que, confiando en que la calidad va antes que la cantidad, apliqué a un par de maestrías en el extranjero esperando lo mejor a pesar de haberlo hecho todo en el último momento. Los cursos comenzaron a finales de Agosto o principios de Septiembre, así que lo obvio es que no me fui pues aquí sigo, durmiendo en la misma cama y trabajando en donde mismo.

Hace algunos días, recibí una carta con un sello un poco indecoroso: ".12 de Noviembre [...] gracias por su estímulo". O yo tengo la mente podrida o el cartero está esperando tener la suerte de los ya extintos lecheros. Regresando a la carta, venía de Nueva Jersey. Específicamente del NJIT. Sin necesidad de abrirla ya sabía de qué se trataba. Lo jodido del caso, además de mi nombre mal escrito, era la fecha. Pensé que sería culpa del servicio postal tan mierdero que tenemos, así que abrí la carta para ver la fecha del documento: September 17, 2010. ¿Qué pedo con esa gente?

Así, rechazado de NY y ahora oficialmente rechazado de NJ, imaginé que mi lugar en cualquiera de las dos universidades lo estaba ocupando un Juong Li, un Xi Quan o un Ding Dong. Seguramente así es, ya que reservan lugares para gente del extranjero en los programas de maestría con validez internacional y por cada mexicanito que aplica hay, sin temor a exagerar, mil hijos de... el dragón.

Al segundo día de haber recibido la carta de rechazo, recibí otra carta, sólo que esta vez electrónica: You have been weighed, you have been measured, and you have been found wanting. In what world could you possibly beat me?

Sí, así de culero. Yo con mi miserable armadura de latón en una historia de caballeros. El dragón me había masticado y escupido una vez más: El puto revisor era un chino.

Si Rambo hubiera ido a China en lugar de a Vietnam, Stallone se habría tenido que dedicar de lleno al boxeo.

Si la cosa no era suficientemente mala, hoy, luego de resomenter el artículo a otra revista, a manera de sutil rechazo el revisor nos envió la referencia de un par de artículos que en conjunto, replican exactamente al nuestro. ¿Hace falta aclarar que los autores eran Zu Pengs, Xao Xis y Ding Dongs?

Nuestros mercados están abarrotados de los productos basura hechos en china, las universidades cada vez tienen más y más chinos enrolados, el mundo mismo está atascado de chinos que ya no saben ni en dónde meterse. Se dice, a manera de advertencia, que China es la súper potencia del futuro. Yo digo: No se apendejen, la guerra ya empezó y el enemigo es el dragón.