martes, 18 de noviembre de 2008

Fin de semana largo

-¿Qué hiciste en el fin de semana?- Me preguntaron con respecto a este fin de semana largo, ya que el lunes no se laboró.

-Pues:
Eché a perder la lavadora con mis pantalones dentro.
Perdí un partido de fútbol rápido con 1 goles a favor y más de 10 en contra.
Perdí mi piedra azul y consecuentemente me deprimí.
Perdí el tapón del tanque de gasolina.
Mi asesor de tesis se fue de viaje, así que durante la semana de pruebas voy a estar sólo con equipo muy muy muy costoso y con completa responsabilidad.
Dejé las llaves del carro dentro.
Mi móvil se cayó y se echó a perder.
Me perdí un concierto porque mi alarma (el móvil) nunca sonó.
Me torcí un tobillo y
Descubrí que Santa no existe.

martes, 11 de noviembre de 2008

A veces

A veces imagino diálogos:

-Tus palabras son siempre redondas y escurridizas, como pompas de jabón. Burbujas, que aunque transparentes, nunca dejan claro lo que hay del otro lado.
-De chiquita me lavaban la boca con jabón.

A veces me enamoro de mis personajes.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Tengos y Tienes

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Tengo que cubrir las horas del servicio social, tengo que hacer tarea, tengo que ordenar mi cuarto, tengo que lavar ropa, tengo que leer una pila de libros, tengo que traducir tres capítulos del más tedioso y técnico inglés encontrable en la literatura científica, tengo que cuidar mi salud, tengo que estudiar, tengo que terminar la maldita tesis, tengo que ir a clases, tengo una entrega, tengo examen, tengo que conseguir dinero, tengo que lucir bien, tengo que ser mejor...

También están los Tienes: Tienes que ir al médico, tienes que conseguir un trabajo de verdad, tienes que salir más, tienes que conseguirte una novia, tienes que organizarte mejor, tienes que esforzarte más, tienes que ser más puntual, tienes que hacer que las cosas pasen, tienes que ser paciente, tienes que apurarte, tienes que ir, tienes que venir, tienes que demostrarlo, tienes que pagar, tienes que traer, tienes que llevar, tienes que hacerte tiempo, tienes que relajarte...

Para los Quiero ya no hay lugar.

Recuerdo que cuando era chico e iba camino a la primaria siempre sentía mariposas en el estómago, pensaba en el tiempo que faltaba para llegar y maldecía a mi hermana, dos años mayor que yo, por habernos retrasado como cada mañana. En ese entonces me levantaba a las 5 a.m. Me bañaba, despertaba a mi hermana, terminaba de ponerme el uniforme, bajaba a hacer desayuno, volvía a despertar a mi hermana y luego rogaba por salir a tiempo. Muchas veces lo conseguía, salíamos a tiempo; pero aún así sentía las mariposas.

Con el tiempo aprendí que evitar las mariposas era imposible, que las sentiría siempre que me acercara a un compromiso, que las sentiría siempre que pensara «Tengo que...».

Con el tiempo esa sensación en el estómago se volvió continua y me acostumbré a ella; pero el tiempo pasó y los Tengos aumentaron y se sumaron a los Tienes, cada vez siendo más y más importantes y serios.

Una mañana las mariposas se fueron. Algo en mi intestino las había espantado, y ese algo me producía un dolor terrible que no me dejó levantarme de la cama ese día. Decidí que era una cucaracha, las odio. Al día siguiente el dolor seguía, pero también seguían ahí los Tienes y los Tengos, de modo que con dolor o sin él, Tenía que salir de cama. La combinación habitual de paracetamol y naproxeno ayudaron toda esa semana. Luego el dolor comenzó a serme natural, hasta que me acostumbré a él. Ya no se si es igual de fuerte que el primer día; lo seguro es que al menos puedo caminar y encargarme de mis Tengos y Tienes.

Una amiga me recomendaba que salir a caminar ayudaba con el dolor, así que me propuse salir a correr todas las mañanas, era tan buena idea, al cabo Tengo que cuidar mi salud, tengo que bajar de peso, tengo que hacer ejercicio. Cada mañana despertaba con un Tengo más: Tengo que salir a correr. Correr no alejó a la cucaracha ni me libró de los Tengos con respecto a la salud y peso.

Es curioso, cuando era aún más chico y estaba en el kinder, las maestras no me permitían tomar ningún líquido antes o durante la comida, y sólo podía hacerlo luego de haber terminado todo lo que servían en esos platos horribles y antihigiénicos de plástico de colores. Al final te ofrecían agua en un vaso del mismo plástico que los platos. El agua tenía un olor horrible. Odiaba esa escuela y así fue como me recibió Mérida. La parte curiosa de la anécdota es que ahora me Tengo que obligar a tomar un vaso de agua justo antes de comer para evitar comer en exceso y compensar las horas que paso sentado frente a un escritorio de vidrio y metal. Correr en las mañanas aparentemente no es suficiente.

Tienes que ir al médico. También tengo que ir al súper, tengo que llevar el saco a la tintorería, tengo que hacer el cambio de propietario, tengo que hacer las cotizaciones, tengo que ir a ver a mi coordinadora, tengo que ir al consulado, tengo que pagar colegiaturas.

No hace mucho, apareció un nuevo Tengo. Este Tengo trajo consigo de nuevo a las mariposas y es un Tengo muy fuerte que grita: ¡Tengo que salir de aquí!