domingo, 9 de agosto de 2009

Crónica de los meses perdidos o los 120 días en la cuarta fuente. El círculo de la angustia.

Todo estaba mal y había que hacer algo al respecto. Las decisiones se estaban gestando y las angustia creciendo. Después de un mes de pico y pala se nos habían autorizado cuarenta horas extras, las cuales se podían cobrar o tomar como días libres, equivalentes a cinco a pesar de ser "extras" en horario más que nocturno y domingos incluidos para algunos. Cobrarlos era sólo un decir, si se querían recuperar esas horas había que tomarse los días, máximo de dos en dos y separados entre sí por al menos quince días. La legalidad del asunto me sigue quedando en duda; pero al final terminé tomando dos de los cinco días que me dieron porque son rete buena gente los bosses. Por supuesto, ese par de días de libres no tuvieron nada, pues había que compensar el tiempo perdido. La dinámica para hacer efectivos los días consistía en esperar a que una lista llegara a tu correo donde podrías seleccionar los días que sobraran luego de pasar por otras personas. Supuestamente el grupo privilegiado sería el mío como fue informado. Misteriosamente a la hora de revisar la lista, se había incluido a la casta divina entre los privilegiados. Era obvio que debían ser incluidos, ese juego de base-ball al que fueron en plena crisis durante horario de trabajo debió agotarlos (yes, I know what you did last summer!).

-Hi Cucaracho, I wanted to know how the "days off" list is going. I would like to have tomorrow and the day after 'cos I have to present my thesis protocol. I've already talked to everyone above me and no one is taking those days off. It's already 6 and some of the Casta Divina guys are leaving, meaning that I won't get the list today.

Luego de preguntarme de nuevo todo, accedió a darme los días. Lo de la tesis salió muy bien y el trabajo en casa no fue tan pesado sabiendo que no había que ir a trabajar hasta el lunes y más aún luego de por fin decidir que dejaría el trabajo. Pero el lunes llegó antes de lo anticipado.

Actividad del día: Esperar. Así que en la espera por un correo con instrucciones, decidí estúpidamente "descansar la vista" unos segundos. Vaya suerte la mía. El Cucaracho entró a la oficina justo en esos segundos. Como a posición era bastante incómoda y no tenía nada de sueño, antes de pasado el minuto decidí chismosear con mi supervisor quien estaba siendo cuestionado por el gran Cucaracho:

-Why is Rendon sleeping?

Por supuesto luego me tocaría a mí:

-Guillermo
-Yes?
-I really get upset when I people sleeps at the office.
Next time go home and have proper rest.
-I'm sorry, I have a terrible headache.
-Take some drugs.
-I've already did. I just got a couple of pills from Erika at front desk.

Silencio... Y luego de un rato un mail:

Since it looks like you don't have anything to do... blablabla.

Luego de salir el lunes al rededor de las nueve, llegué el martes como si nada. Vaya suerte la mía. El Cucaracho había decidido llegar por primera vez a la misma hora que el resto de los mortales, así que junto con otro compañero, caminamos los tres juntos hasta la oficina:

-Maae, traigo un dolor de cabeza!
-(Erika tiene unas pastillitas maravillosas ahí en front desk)- casi escupo.
-Es como si trajera resaca pero sin haber tomado - continuaba quejándose el Cucaracho mientras yo sólo le sonreía disfrutando la situación.
-Sí, es terrible...- intervine, pues el Cucaracho sólo parecía dirigirse a mi compañero.

Ya era media mañana y moría de sed. Salí por agua y para variar el dispensador estaba vacío. Así que por enésima vez fuí por un garrafón y demás. Habían sido unos grandiosos 5 minutos fuera del corazón del infierno, pero había que regresar.

¡Piiip! hizo mi badge al abrir la puerta y sólo el Cucaracho sabe cómo hizo su corazón, porque vaya suerte la mía: Cucaracho dormía con la cabeza hacia atrás en su lujosa silla de piel. Abrió lo ojos y me vio. Lo vi. Nos vimos y luego de ese brevísimo instante dio un pequeño salto y desapareció dentro de su cubículo tal como hacen las cucarachas cuando uno prende la luz.

La luz estaba prendida y no volví a saber más de él hasta el día de mi renuncia.

1 comentario:

Arwen.. dijo...

Te saludo desde la cuarta fuenta (para mi fortuna no literalmente)... Las cosas siguen =itas... Pero misteriosamente el cucaracho se ve más feliz...

Los mortales se ven tan robotizados como siempre... y yo.. pues soporto x aquello de la estabilidad curricular...

ps. tu blog conspira contra mí... me la pone difícil para comentar... no siempre se abre la ventanita :(