domingo, 16 de agosto de 2009

Kill someone else instead

Ni el puto horizonte es tan horizontal como Mérida. Y eso suena terrible por la forma en que lo digo; pero para algunos la estabilidad de un piso tan plano es vital. Para mi es todo lo contrario, la vida se me acaba. Yo, como lo hizo Dios, también habría arrojado un meteorito hacia acá; pero si a Dios no le funcionó no le veo el sentido a intentarlo de nuevo, sería una locura como bien dijo Einstein.

La vida como yo la pienso simplemente no llega. Y quizá el problema es que pienso estupideces o tal vez es que le temo a la vida que anhelo. Yo no creo que estemos aquí para ser felices, ni siquiera creo que estemos para algo en particular, pero ser feliz se siente muy bien. La verdad es que la amargura me sigue y la sigo, que se vuelven contra mi mis anhelos y que la vida aquí se me ha vuelto un infierno. Seguramente Oscar Chávez vivió en Mérida algún tiempo.

Cinco años de planeación se van poco a poco a la mierda y cada vez me convenzo más de que planear a largo plazo es una estupidez. He conocido a más de un imbécil que va por la vida dando tumbos y pareciera funcionarles de maravilla. Hacen parecer como si el imbécil fuese yo y no ellos.

De pronto me cruzan ideas suicidas por la cabeza: Arriesgarlo todo. Alfredo, preocupado por mí, me advierte que una decisión así podría arruinar mi vida y lo se. Por eso le tememos a la libertad, porque la libertad es un riesgo constante y una responsabilidad enorme para con uno mismo. Y le temo a la libertad tal como a la muerte; pero le temo más a vivir esta misma vida por más tiempo.

Estoy viviendo en una ciudad donde no tengo deseo de vivir, estoy viviendo una vida que no deseo vivir.

Estoy muriendo en esta ciudad. Si pensara claro les diría que lucho solo en la obscuridad, en la profunda obscuridad, y que sólo yo puedo saber. Sólo yo puedo entender mi condición. Vivo cada día con la amenaza de mi propia extinción...

Este es mi derecho; es el derecho de todo ser humano. Escojo no el sofocante anestésico de Mérida, sino la violenta sacudida de otra ciudad, esa es mi decisión. Desearía igual que tú Virginia, poder ser feliz en esta quietud... Pero si he de decidir entre Mérida y la muerte, igual que tú Virginia, escojo la muerte.

Por otra parte, eso es lo que hacemos. Es lo que la gente hace. Mantenerse vivos los unos por los otros. El pensamiento de esta vida, eso es lo que me mantiene andando. Pero quizá sólo pienso estupideces y alguien tiene que morir para que el resto valore más la vida. Es contraste. Y tras la muerte habremos de regresar al lugar de donde venimos, aunque no sepamos dónde sea eso.

Pero siempre está la opción de dejarlo todo atrás. Louis. De romper lazos y corazones. De hacerte camino a través de Europa para sentirse libre una vez más. Romper lazos y dejar a muchos atrás. Romper lazos. Romper.


He intentado una y otra vez hacer las cosas por el camino de la perseverancia y de la forma socialmente correcta. Tal vez es tiempo de hacerle caso al alemán relativista e intentar otros caminos. A diferencia de la honorable señora Dalloway, no ha llegado el día en que se revele mi destino; pero me queda claro que seguir esperando en Richmond ya no es una opción.


2 comentarios:

Arwen.. dijo...

(Estoy segura de que te he comentado más de una vez comenzando con la misma frase... pero no me importa...)

Yo no soy quien para hablar de esto... no soy quien para dar consejos... En este punto de la vida, I'm as stucked as you are... Pero... termina tu pendiente y arriesgate... cambia un poco de idea... ya te lo dije el otro día si sigues entercándote en una sola cosa... es más complicado... busca opciones...

I'm giving myself a year... if it doesn't work as it is supposed.. I'll just turn everything to luck and I'll run to whereever I can...

Arturo Loría | Velvet Boy dijo...

Guillo, just do it. Lo peor que puede pasar es que las cosas salgan mal y todo se vaya a la mierda, pero entonces y aun así, veremos cómo arreglarlo. We're survivals for god sake, man!!!! Lo realmente malo, es ver tu libertad cuarteada como tú lo estás haciendo. Y eso no es justo, ni para ti, ni para el mundo. El mundo no te va a responder si no les respondes tú a él. Hazlo, hazlo, hazlo...