-¡Ahorita bajo!- desde la ventana.
-O.K.
Sol de invierno veraniego a las cinco de la tarde directo a la retina, sudor perlando la frente (casi nunca sudo).
Lo último que se puede ver desde adentro del carro estacionado es una tropical silueta palmeril, y del infinito hacia acá, sombras oblicuas, de postes perfectamente alineados a la izquierda, recostadas en el asfalto.
La radio gesticula; pero no la escucho. Se abre el portón y vivir aquí no es tan malo.
domingo, 9 de septiembre de 2007
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