(Lector: Imagínese usted, flotando 45º por encima de los personajes sin poder ser visto por éstos. Muévase a voluntad por la escena de acuerdo a su necesidad. La escena comienza con una ligera y grácil discusión en medio de una clase de control digital, la cual tiene como objetivo determinar un elemento crucial: el error).
-¡El error fuiste tu!- bromeó Nairobi.
-Pues de hecho sí- concedí la razón a Nairobi.
-No fuiste un error, fue un accidente- dijo Oscar imitando el tono de una madre condescendiente en extremo.
-Así que hay que dar gracias a Dios por ese acci...- quiso decir Nairobi para resarcir cualquier posible agravio a mi espíritu.
-No- interrumpí -fue más bien un error.
(En este punto la escena desaparece temporalmente para dar caso a una cavilación del autor).
Con toda serenidad puedo afirmar, desde antes de los 10, que tanto mi hermana como yo, fuimos un gran error en cuanto a planificación familiar. Las terribles dificultades por las que mi familia pasa ahora lo comprueban.
Uno podría pensar luego de esto, tal como hizo Oscar, que odio mi vida.
(Aquí se termina la cavilación y se retoma la escena, teniendo en cuenta que durante la cavilación los personajes forzosamente siguieron hablando, pues sería insensato pensar que esperarían a que concluyera el autor con sus bagatelas).
-Además, si no hubiera nacido me daría igual. No lo padecería o lo celebraría. Ni siquiera lo sabría porque no existiría.
-Pues entonces muérete- objetó Oscar.
-Eso es diferente. La muerte no....- intenté explicar cuando el profesor retomó el control de la clase.
(Aquí el autor utiliza un soliloquio como puente entre la primera parte del texto y la siguiente).
¿Qué diferencia hace mi existencia? más que el típico y estúpido ¿cómo sería el mundo sin mí? Los ecos de una existencia prodigiosa o infértil; el revelador final de AI (Pinocho del futuro), la teoría del caos y el efecto dominó, la reverberación de mi simple presencia en el entretejido cósmico, yo como parte indivisible del absoluto si lográsemos romper la ilusión para alcanzar el nirvana y liberarnos del samsara o en versión occidental salir de la caverna platónica.
Por casualidad o no, fue en Break the Illusion donde me topé con una asombrosa revelación: The human footprint.
Los cálculos del documental señalan con todo profesionalismo y seriedad, que una persona defecará a lo largo de su vida la sorprendente cantidad de 1 tonelada fresca de untuoso y maloliente excremento. Con toda honestidad, dije sorprendente porque a mí no me pareció tanto.
(Aquí el autor concatena las ideas anteriores con el cierre del texto para luego dar cabida a un espacio sugerente que incitará al lector a hacer lo que debe: seguir leyendo).
La muerte de Guillo, al menos voluntaria, no está nada cerca. Mi vida tiene tanto para dar, 'cos I've got so much life running through my veins and It's not going to waste, y en cambio sí hay mucho por desechar, que si bien una tonelada no es mucho, tampoco es fácil de completar así como muchas otras cosas en las que estoy retrasado...
martes, 22 de abril de 2008
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