viernes, 15 de febrero de 2008

Ni Alaska ni Stephen King estaban locos

Nunca había escrito en la cocina. Azotea, baño, sala, comedor, etc. Incluso en el cuarto de servicio; pero nunca en la cocina.

La cocina es un buen lugar para muchas cosas, como seguramente algunos de ustedes habrán experimentado; pero es un pésimo sitio para la escritura, al menos mi cocina.

Podrían ser el cansancio y la falta de glucosa; pero juraría que el grifo me reclama con el reflejo de sus llaves, que los hornos me miran de soslayo en actitud reprobatoria. El refrigerador, sorprendido e indignado, se repliega hacia sí mismo, porque al fin y al cabo es un refrigerador y no se puede mover.

Pudiera decir las posturas y reacciones de cada objeto aquí presente, como el salero que me insulta, y ni hablar de las espátulas, cucharón, tijeras etc. Pudiera; pero creo que es mejor salir de aquí antes de que algo suceda.

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